En medio de la crisis energética, las emisiones globales continúan aumentando sin que se vislumbre un pico

Mientras el mundo enfrenta una crisis energética cada vez mayor, las emisiones globales de carbono no muestran signos de alcanzar un pico, lo que genera serias preocupaciones entre los expertos en clima. La crisis, impulsada por tensiones geopolíticas, interrupciones en la cadena de suministro y las secuelas de la pandemia de COVID-19, ha llevado a una renovada dependencia de los combustibles fósiles. Según informes recientes, se prevé que las emisiones mundiales de CO2 aumenten un 1,7% en 2024, tras un aumento del 2,3% en 2023.

Esta tendencia amenaza con socavar los esfuerzos internacionales para combatir el cambio climático. La dependencia del carbón y el gas natural, particularmente en grandes economías como China e India, ha contribuido significativamente al aumento de las emisiones. A pesar de los compromisos asumidos en el Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, la trayectoria actual sugiere que estos objetivos pueden estar fuera de alcance a menos que se tomen medidas urgentes.

Los científicos del clima están instando a los gobiernos a acelerar la transición a fuentes de energía renovables. La Agencia Internacional de Energía (AIE) ha destacado la necesidad de una reducción del 45% en las emisiones globales para 2030 para cumplir los objetivos climáticos, un objetivo que parece cada vez más desafiante. A medida que la crisis energética se profundiza, el mundo debe priorizar soluciones energéticas sostenibles para evitar consecuencias ambientales catastróficas.

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El camino a seguir requiere cooperación global y un compromiso con prácticas energéticas sostenibles. Juntos podemos impulsar el cambio necesario para un planeta más verde.